La Familia Hipócrita: Entre la Sangre y la Falsedad,

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Yo por eso ya cerre mi puerta 🚪😅 La Familia Hipócrita: Entre la Sangre y la Falsedad La familia debería ser el refugio, el lugar donde encontramos apoyo, respeto y amor sincero. Pero no siempre es así. Hay familias que no se unen por el corazón, sino por el interés. Gente que se sienta en tu mesa, come de tu pan y bebe de tu copa, pero en su mente solo hay envidia, crítica y traición. La hipocresía familiar es la peor de todas. Porque no viene de un enemigo lejano, sino de quien lleva tu sangre, de quien dice quererte pero en realidad solo busca beneficiarse de ti. Te sonríen de frente y te destruyen por la espalda. Te llaman “hermano”, “tío”, “primo”, pero cuando más los necesitas, son los primeros en desaparecer o en hablar mal de ti. Recuerda esto: no toda la familia es de sangre, y no toda la sangre es familia. A veces, los verdaderos hermanos son aquellos que la vida te pone en el camino, los que sin compartir ADN te dan respeto, apoyo y lealtad. No te aferres a la i...

Ocho consejos para mejorar el servicio de lectores durante la Misa:

Ocho consejos para mejorar el servicio de lectores durante la Misa:

1.- Antes de empezar la lectura, coloquemos el micrófono a una cuarta (más o menos) de la boca.

2.- Leamos la lectura previamente. Mejor dos veces, una primera para saber que dice el texto; y una segunda para fijarse en las palabras o nombres que nos puedan resultar difíciles. Y mucho mejor leerla en voz alta.

3.- Es decisivo comenzar nuestra lectura de forma pausada, nunca con precipitación. Así los fieles podrán seguir y enterarse de lo que se lee.

4.- Para que se nos oiga y entienda bien, son importantes dos cosas: llenarnos de aire y la segunda es abrir bien la boca para que podamos proyectar nuestra voz adecuadamente.

5.- Durante la lectura debemos mantener la ilusión de que prestamos nuestra voz a la Palabra de Dios y servimos a nuestra comunidad.

6.- Si nos equivocamos nos detenemos un instante y la volvemos a decir con calma. No hace falta pedir perdón.

7.- Los silencios en nuestra lectura son esenciales. Las pausas hacen que brillen especialmente las palabras. Aprovecharemos para respirar, y casi seguro que nos haremos escuchar.

8.- Cuando termines la lectura, espera unos segundos y mirando a los asistentes, di con cierta solemnidad: 

PALABRA DE DIOS. Esperas respuesta y te retiras con la debida reverencia.

( consejos de un locutor profesional, católico comprometido y profesor de lectura en Misa )

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