La Iglesia Católica es la única Iglesia fundada por Dios mismo, pues viene de Jesucristo hasta nuestros días: viene directamente desde San Pedro, como el primer Papa, hasta el Papa actual.
San Pedro fue el primero en confesar la fe en Jesucristo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y en ese mismo momento Jesús le anuncia que ya no se llamará Simón, sino “Pedro” (roca-piedra) y que sobre él edificaría su Iglesia.(cfr. Mt. 16, 13-19)
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice al respecto: La Iglesia fue fundada por las palabras y las obras de Jesucristo (#778). El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, con el anuncio de la llegada del Reino de Dios, el cual había sido prometido desde hacía siglos en la Sagrada Escritura (#763). El germen y el comienzo de la Iglesia fue “el pequeño rebaño” que Jesucristo reunió en torno suyo y del cual El mismo es su Pastor (#764).
Sin embargo el Señor Jesús también dotó a su Rebaño de una estructura, que permanecerá hasta el Fin de los Tiempos. Esa estructura consiste en la elección de los Apóstoles, con Pedro a la cabeza. Así, con sus actuaciones en la tierra, Cristo fue preparando y edificando su Iglesia. (#765).
Pero la Iglesia es un misterio, pues la Iglesia es a la vez realidad divina y realidad humana (#771 y 779). Aunque son pastores humanos quienes gobiernan a la Iglesia, con esa estructura que Cristo le dio, es Cristo mismo el que sin cesar guía a su Iglesia. Recordemos que El es el Buen Pastor que dio su Vida por sus ovejas y es El mismo Quien las pastorea. (#754).
Jesucristo guía, construye y santifica su Iglesia a través del Espíritu Santo. El día de Pentecostés la Iglesia que Jesucristo había dejado fundada recibe el don del Espíritu Santo y es cuando se manifiesta públicamente ante la multitud. El día de Pentecostés se inició, mediante la predicación, la difusión de la Buena Noticia de Jesucristo, entre todos los pueblos.
Los Apóstoles y discípulos del Señor fueron predicando y construyendo la Iglesia en todo el mundo, bajo la autoridad de San Pedro, siendo su fundamento Cristo; es decir: siendo la cabeza visible San Pedro y la Cabeza Invisible Jesucristo. Nuevamente en su Cabeza vemos el misterio de la Iglesia: su realidad visible e invisible, la realidad humana y la realidad divina de la Iglesia de Jesucristo.
Sin embargo la Iglesia no está libre de dificultades. Recordemos las palabras de Cristo a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra (roca) edificaré mi Iglesia y el poder del Infierno no la derrotará”. Estas palabras del Señor nos indican que la Iglesia iba a estar sometida a muchas pruebas y ataques durante su peregrinar aquí en la tierra. Y así ha sido y seguirá siendo. Pero tenemos la seguridad del Señor de que el poder del Mal no podrá vencer a su Iglesia.
La Iglesia no es perfecta aún, pues se mezcla su realidad humana, pecadora, con su realidad divina. La Iglesia sólo será perfecta -nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica #769- en la gloria del Cielo, cuando Cristo vuelva a establecer los Cielos nuevos y la tierra nueva: la Jerusalén Celestial; es decir, la morada de Dios en medio de los hombres.
Y, así, desde San Pedro, el primero en confesar la fe en Cristo, y San Pablo, el que predicó esa fe entre los que no pertenecían al pueblo de Israel, hasta hoy, la Iglesia de Jesucristo continúa. Y continuará ... hasta que Cristo vuelva glorioso a establecer su Reinado definitivo para siempre.
Bendiciones!!!
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