Los textos destinados al canto deben estar de acuerdo a la doctrina católica y más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas.
El canto debe usarse cumpliendo lo dispuesto en cuanto a la misa y en cuanto a los sacramentos.
El canto litúrgico sirve para expresar todo tipo de oración, de alabanza, perdón, petición, reconciliación, sanación, liberación.
Nadie puede cambiar la liturgia, añadirle o quitarle cosa alguna por iniciativa propia, aunque sea sacerdote.
LA PREPARACIÓN
Antes de empezar la Celebración Eucarística los fieles pueden reunirse para alabar al Señor o para aprender nuevos cánticos. Eso les posibilita configurarse como asamblea, formar una verdadera comunidad y crear una atmósfera de oración haciendo el tránsito de la calle al templo, de la distracción a la plegaria.
CANTO DE ENTRADA
I. Es la preparación para comenzar la Eucaristía.
II. El pueblo debe estar de pie, que significa "El caminar del Pueblo de Dios".
III. Se canta desde que empieza a caminar el sacerdote y termina en el momento que llega a la sede. (En caso de llevar incensario recordar que el canto continua hasta que el sacerdote llega a la sede).
IV. Su finalidad es motivar el pensamiento de la celebración litúrgica.
V. Acompaña la procesión del Sacerdote y Ministros.
VI. Debe ser un canto alegre que invite a la comunidad a participar de la Eucaristía.
ACTO DE PENITENCIA
Confesar es reconocer los pecados del hombre y la grandeza del Dios que los perdona. El coro canta durante este momento un canto de arrepentimiento y de propósito de una vida mejor.
I. Es la aclamación de los fieles pidiendo misericordia.
II. Es un canto de reconciliación.
III. Se canta o se toca, por lo regular en un tono menor, porque da un recogimiento más profundo.
IV. Se puede hacer con la repetición de las aclamaciones.
CANTO DE GLORIA
El segundo canto a Jesús es el "Gloria", el canto de la alegría, eco del anuncio de los ángeles a los pastores. El canto que se acompaña de un gozoso
repicar de campanas en la tarde del Jueves Santo, o a la medianoche de la Navidad o de la Vigilia Pascual.
I. Es un Himno que glorifica a Dios Padre, a Jesucristo y al Espíritu Santo.
II. De acuerdo al tiempo litúrgico, no se canta en tiempo de Cuaresma ni en Adviento; se canta en domingos y días de fiestas.
III. El Gloria se debe cantar por ser un Himno.
SALMO INTERLECCIONAL
Tras la primera lectura un canto, llamado Salmo Interleccional, permite profundizar la Palabra del Señor que acaba de proclamarse y meditarla con amor.
I. Es la respuesta del Pueblo a la Palabra de Dios.
II. Preferentemente debe ser el salmo correspondiente al día.
III. Se puede cantar el salmo completo.
IV. Se puede cantar la parte que repite el pueblo y lo demás se lee.
V. Puede leerse el salmo. No es indispensable que se cante.
VI. Puede cantarse un salmo semejante aunque no sea el mismo.
VII. No se debe entonar cualquier otro canto.
ALELUYA
Inmediatamente antes del Evangelio se entona el Aleluya. Esta voz se traduce como
"Alabanza a Yahveh". Es una voz tan gozosa, tan festiva, que normalmente debe
cantarse, y si no se canta se puede suprimir, según las normas.
El aleluya es como el resumen de toda alabanza.
I. Es una alabanza de aclamación al Evangelio.
II. Debe permitir la lectura de la aclamación en medio del canto o incluirlo en el canto mismo.
III. En tiempo de Cuaresma la expresión de "Aleluya" se cambia por "Honor y gloria a ti, Señor" u otra similar aprobada por la comisión de liturgia.
IV. Si no se canta se puede omitir.
OFRENDA
Para preparar la Eucaristía conviene organizar una procesión. Durante ella, lo mismo que mientras el celebrante principal prepara las hostias y el vino que han de consagrarse y bendice al Padre que nos permite gustar los frutos de la tierra y del trabajo del hombre, o mientras inciensa el altar, la asamblea puede subrayar con un cántico el misterio litúrgico del día.
Debe tenerse cuidado, si el sacerdote termina de lavar sus manos, debemos terminar lo antes posible el "Canto del Ofertorio".
I. Es un canto de ofrecimiento del pan y el vino.
II. La letra del canto debe referirse a la transformación del pan y del vino, en Cuerpo y Sangre de Cristo.
III. Se empieza a cantar en cuanto empieza el rito del ofrecimiento (ofertorio).
SANTO
La liturgia invita a que en ese canto al Dios tres veces Santo participe toda la creación.
Este canto debe resonar con todo el entusiasmo en las celebraciones eucarísticas. El sacerdote debe participar en él a una con la asamblea, que canta: "Viva, Hosanna, salud" al que viene en Nombre del Señor, como cantaban los niños de Jerusalén cuando Jesús entró en la Ciudad Santa.
I. No se debe cambiar, quitarle o agregar ninguna palabra.
II. De preferencia debe cantarse.
CONSAGRACIÓN
Inmediatamente después de la elevación de la hostia y del cáliz consagrados, el Sacerdote suscita la Anamnesis, -aclamación- de los fieles, con las palabras: "hermanos, éste es el Sacramento de nuestra fe".
La respuesta es una verdadera aclamación de la asamblea que se sabe unida con el celebrante y acepta a nivel comunitario la nueva alianza, que se está celebrando.
El canto realizado en este momento, es en respuesta de la asamblea a la nueva alianza.
PADRE NUESTRO
El Padre Nuestro puede ser cantado por toda la asamblea en tanto que el sacerdote se reserva el "embolismo".
I. No se debe cambiar, quitarle o agregar ninguna palabra.
II. Se puede cantar o recitar.
III. No se debe cantar con música adaptada de canciones comerciales.
PAZ
Mientras ese rito se realiza suele cantarse un
cántico que recuerde el testamento del amor que legó el Señor a la Iglesia.
I. Puede ser o no cantado.
II. Si es cantado no debe prolongarse más de lo debido al grado que rompa el ritmo de la oración de la misa.
III. Conclúyase en el momento en que el Sacerdote esté dispuesto en el altar para la presentación de Jesús Eucaristía e iniciar la aclamación al Cordero.
CORDERO
Mientras el presbítero o el diácono fraccionan el pan la asamblea canta: "Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, danos la Paz".
I. El canto del Cordero, no puede ni debe ser suplido por el canto de paz, ni ningún otro canto.
COMUNIÓN Y MEDITACIÓN
Se preparan los fieles para la Comunión: marchan en procesión para recibir el Cuerpo de Jesucristo, confiesan su fe en la presencia de Jesús, diciendo: Amén, y entonan cánticos para "demostrar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes están comulgando, mostrar la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo"
I. Proporciona al pueblo un ambiente propicio para la meditación.
II. De preferencia debe ser un canto que hable del Cuerpo y Sangre de Cristo como alimento.
III. Puede ser un canto que se relacione con el Evangelio.
IV. Puede ser un canto que se relacione con la antífona de la Comunión.
V. Solo en las fiestas de la Virgen puede entonarse un canto a María.
VI. Si el momento de la distribución de la Eucaristía va a ser prolongado, se pueden interpretar dos o más cantos, procurando que el primero sea más dinámico y el segundo más de meditación.
CANTO FINAL
I. Puede ser un canto que invite a hacer vida la Eucaristía.
II. Puede ser un canto alegre de acción de gracias.
III. Es el envío, sintiéndonos pueblo, caminando unidos hacia el mundo, libremente.
IV. Puede ser un canto a Nuestra Madre la Santísima Virgen María.
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